martes, 15 de julio de 2014

La casa maldita de Amityville


La casa maldita de Amityville, situada en el número 112 de Ocean Avenue (Amityville, NY), es un edificio grande de tres pisos, cubierto por tejas oscuras y fachada blanca. Es un solar bastante amplio con un jardín muy grande, una piscina y un embarcadero. El 13 de Noviembre de 1974 la familia DeFeo fue asesinada por el hijo mayor, en la casa, mientras todos dormían plácidamente en sus camas. El día 18 de Diciembre de 1975, la familia Lutz decidió comprar la casa para irse a vivir ahí, y 28 días más tarde tuvieron que abandonar la morada por causa de los extraños sucesos que ahí les atormentaban.

Todo comenzó con una masacre en una gran casa, situada en el 112 de Ocean Avenue, en el poblado de Amityville (Nueva York). El día 13 de noviembre del año 1974, un joven de 23 años, llamado Ronald DeFeo, Jr. (conocido como Ronnie o Butch), asesinó fríamente a toda su familia mientras dormían en sus camas, con un rifle de gran calibre, alrededor de las 3:15 de la madrugada. Las víctimas fueron sus dos padres (Ronald DeFeo padre, 44 años; Louise DeFeo, 43 años) y sus cuatro hermanos (Dawn DeFeo, 18 años; Allison DeFeo, 13 años; Mark DeFeo, 12 años; John DeFeo, 9 años). Todos yacían boca abajo, con la cabeza reposando sobre sus brazos en cruz. A todos les disparó en la espalda, menos a su madre, Louise, que le disparó en la cabeza. Tras la matanza, Butch recogió toda su ropa manchada de sangre, la funda del rifle y unas balas del arma, y lo introdujo todo en una funda de almohada, que posteriormente encontró la policía en una alcantarilla llena de hojas secas. Después de aquello, Ronald se fue a un bar de su barrio, “The Witches’ Brew”, y le dijo al chico que trabajaba ahí, Joe Yeswit, que alguien había disparado a sus padres. Butch y Joe se dirigieron a la casa y llamaron a la policía, diciendo que había habido un tiroteo. Cuando la policía llegó, irrumpieron en la casa y descubrieron que ahí yacían seis cuerpos sin vida y sacaron los cadáveres de la casa. Ronald era el principal sospechoso, ya que era la única persona de la familia que no había sido asesinada. Al ser interrogado, Ronnie dijo que había salido pronto de su casa para adelantar trabajo, pero la hora de la muerte no encajaba y su coartada falló. Obviamente, el chico fue arrestado y sometido a juicio. Para respaldarse en su inocencia, DeFeo dijo que unas voces que él escuchaba en su casa le habían obligado a hacerlo. Aquel testimonio resultó absurdo para el juzgado, ya que tenían entendido que Ronald tenía un pequeño historial delictivo y coqueteaba con las drogas. El joven perdió contra la ley, la cual le obligó a cumplir una condena por seis homicidios de segundo grado, por lo tanto cumpliría cadena perpetua sin libertad condicional. Recientemente se halló otra arma escondida en el embarcadero, por lo que se cree que el asesinato de la familia DeFeo pudo haber sido premeditado por la mafia y que Ronald recibió ayuda para efectuar la matanza, tal y como declaró en una ocasión. Muchos creen que los posteriores sucesos que ocurrieron en la casa, los fenómenos paranormales que supuestamente atormentaron a los Lutz, fueron una máscara para encubrir los verdaderos fines de la mafia, que a la sazón deseaba quedarse con el dinero de los DeFeo. Esto se ajustaría perfectamente dado que todos los que deseaban esclarecer los sucesos allí ocurridos, es decir, demostrar que todo fue una farsa -como quiso hacer el Dr. Kaplan-, fueron muriendo uno por uno misteriosamente.

Pero la verdadera historia de Amityville comienza días después, el 28 de diciembre de 1974, veintiocho días después de los asesinatos. Ese día, otra familia, compuesta por el matrimonio de George y Kathy Lutz, se mudó al lugar donde había ocurrido la masacre. La casa, espaciosa y de muy bonita arquitectura, estaba a la venta a un precio excepcionalmente barato, y los Lutz decidieron obviar los violentos hechos ocurridos con antelación y compraron el inmueble, aunque solamente pudieron ocuparlo 16 días debido a los extraños fenómenos que se sucedían...
Desde el primer momento en que ocuparon la casa, el matrimonio y sus hijas pequeñas sintieron una presencia sobrenatural, que se iba haciendo más fuerte cada día. Al principio se escuchaban ruidos extraños a lo largo del día, luego comenzaron a aparecer manchas en las paredes y malos olores sin motivo aparente, y las puertas y ventanas se abrían solas.
Kathy Lutz agregaría que en reiteradas ocasiones se sintió observada en ciertas partes de la casa, principalmente en las habitaciones, y que una vez vio unos ojos rojos que la miraban desde la oscuridad a través de la ventana. De repente, comenzó a tener pesadillas repetitivas con los crímenes
sucedidos en la casa, pero soñando que las víctimas eran los componentes de su familia. La supuesta entidad que habitaba la vivienda trató incluso de apoderarse de los cuerpos de sus residentes, manipulándolos a su propia voluntad y obligándolos a cometer actos de naturaleza violenta, algo en lo cual los Lutz nunca han querido ahondar.
A los pocos días de habitar el lugar, el matrimonio se convenció de que la casa estaba poseída por una presencia demoníaca y recurrió al sacerdote de la iglesia más cercana, quien contaría después que al tratar de bendecir la casa, escuchó una voz que lo echaba, desde el más allá y que grió: Lárgate de aquí!!! Según los relatos de la época, cuando el sacerdote ingresó a la casa, el ambiente se llenó de un olor putrefacto y una nuve de moscas invadió el lugar. El religioso debió luchar con una fuerza física que le impedía acercarse a la casa y finalmente fue violentamente expulsado.
La visita del sacerdote marcó el punto en que los sucesos paranormales se incrementaron, George empezó a sentir presencias extrañas tmabién, e incluso sentía miedo a abrir los grifos pues suponía que una presencia maligna podía salir de ellos si abría la llave de paso. Las alucinaciones se hacían
más comunes y la desconfianza en la familia se acrecentaba, George afirmaba que su mujer se estaba transformando en una bruja, pues, según el, se le estaban cayendo los dientes y el pelo. Tal punto que los Lutz debieron abandonar para siempre la casa, que desde entonces se encuentra deshabitada y sobre la cual pesa el estigma de la leyenda de Amityville.

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